El Colegio de
Bachilleres (CB) es la institución educativa para la que trabajo desde 1981. Es
una institución pública del Gobierno Federal ubicada en la Ciudad de México.
Está considerada como una de las tres instituciones más importantes de
educación media superior en el Distrito Federal. Atiende a cerca de 100 mil
estudiantes. De los cuales 90 mil pertenecen al sistema escolarizado, inscritos
en 20 planteles y 10 mil en modalidades mixta y no escolarizada (opciones
educativas auto planeada y virtual, respectivamente).
En lo que respecta al
equipamiento de computadoras, redes y recursos TIC, actualmente el CB cuenta con 71 salas de cómputo con 2 339
computadoras distribuidas en sus 20 planteles[1]. Todas las salas ofrecen
el servicio de Internet por cable o inalámbrico. Las computadoras son para que
el estudiante realice prácticas en las asignaturas de Cómputo, por lo que en las demás asignaturas, el
estudiante tiene que utilizar sus propios recursos para realizar sus tareas o
actividades que tengan que ver con Internet o recursos TIC.
Como ya lo
mencionamos, el CB ofrece dos opciones educativas en la modalidad no
escolarizada: la autoplaneada y la virtual, cuya característica generales es el
fomento al estudio independiente. En la opción autoplaneada los alumnos acuden
a un plantel, mientras que en la opción virtual ofrece los mismos servicios pero
vía internet.
Para el estudio de
las asignaturas el CB cuenta con materiales didácticos diseñados para este fin.
Este es el aspecto que quisiera puntualizar en esta mi primer nota para el curso: los
materiales que fueron diseñados para la modalidad autoplaneada y donde el
propósito era que los alumnos realizaran un uso intensivo de las TICs.
El material está diseñado para utilizarse en las modalidades:
·
presencial
·
colaborativo
·
independiente
La intención es que
se produzca una interacción entre los usuarios, el facilitador, el contexto y el contenido y para ello se utilizan las siguientes herramientas de
comunicación:
·
Email
·
Foro
·
Blog
·
Wiki
Mi participación en
particular fue en la elaboración de los materiales de la asignatura de Taller
de Lectura y Redacción I y II.
Cuando los jóvenes se
inscriben a la modalidad autoplaneada están en la creencia de que la
institución les proporcionará los recursos para cursar la asignatura, pero
cuando acuden con el facilitador, este les asigna tareas y les pide que
trabajen en sus casas o en un cibercafé.
Pero como los jóvenes son de escasos recursos económicos y por lo tanto
no cuentan con una computadora en su casa y tampoco pueden acudir a un
cibercafé por su costo.
En este sentido, la
modalidad pierde todas sus bondades y se convierte en un rezo interminable de
excusas por las que el alumno no pudo realizar sus actividades. En muchas
ocasiones, el facilitador tiene que permitirles a los alumnos utilizar su
propia computadora personal.